En el norte de Extremadura, entre montañas cubiertas de bosques y aguas cristalinas, se despliega el Valle del Jerte, uno de los paisajes más emblemáticos y espectaculares de España. Este valle, bañado por el río Jerte y rodeado por las sierras de Gredos: la Sierra de Tormantos y montes de Traslasierra y Sierra de Béjar. Es un escenario que cambia de colores con las estaciones, ofreciendo siempre una postal única de la naturaleza.
Sus numerosas gargantas y cascadas, como la emblemática Garganta de los Infiernos, invitan a bañarse en pozas naturales de aguas transparentes. Los amantes del senderismo exploran rutas como la Ruta de Carlos V o se adentran en la Reserva Natural, donde el sonido del agua y el verde intenso de los bosques crean un ambiente casi místico.
Cada primavera, el Valle del Jerte, se transforma en un espectáculo natural con la floración de más de un millón de cerezos. Este fenómeno, que suele ocurrir entre finales de marzo y principios de abril, tiñe el paisaje de un manto blanco, atrayendo a miles de visitantes que buscan disfrutar de su belleza efímera.
La Fiesta del Cerezo en Flor, declarada de Interés Turístico Nacional, celebra este acontecimiento con numerosas actividades culturales, gastronómicas y tradicionales en los once municipios del valle. Senderos panorámicos, miradores naturales y rutas por los pueblos permiten contemplar la floración desde distintos ángulos, mientras que mercados de productos locales y exhibiciones de folclore enriquecen la experiencia.
Cada primavera, el Valle del Jerte se transforma en un paraíso blanco. Más de un millón de cerezos en flor cubren las laderas de las montañas, creando un paisaje mágico que atrae a miles de visitantes de todo el mundo. Este espectáculo natural, que dura apenas dos semanas, es un homenaje a la belleza efímera. Algunos pueblos de la ruta son Tornavacas, Jerte, Cabezuela, Navaconcejo, Piornal.