La Puebla de Guadalupe es un lugar con una riqueza histórica y cultural impresionante, el Monasterio Real de Santa María de Guadalupe, es el centro de atención. Este imponente edificio combina estilos gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico, reflejando siglos de arte e historia.
Un paseo por el pueblo te llevará por sus calles empedradas y casas de arquitectura tradicional, con balcones de madera adornados con flores. La Plaza Mayor es el lugar perfecto con restaurantes y terrazas para disfrutar de los productos locales a los pies del Monasterio.
El macizo de las Villuercas es un referente entre los paisajes geológicos de España. Su característica orografía, marcada por sierras y valles paralelos, lo convierte en un destacado ejemplo de relieve apalachiano, albergando a su vez bosques y paisajes de gran belleza y exuberancia.
Villuercas-Ibores-Jara tiene registros geológicos que se remontan a 580 millones de años. Aunque gran parte de los eventos geológicos aquí visibles son más recientes, las rocas y formaciones del entorno narran episodios de tiempos remotos. Entre ellos, destaca la aparición de los primeros animales con concha externa, cuyos fósiles quedaron preservados en estas sierras, evidenciando la “Explosión Biótica del Cámbrico”, un hito crucial en la evolución de la vida en nuestro planeta.
A finales del siglo XIII se edificó una pequeña ermita que en el siglo XIV se convirtió
en una iglesia. Alfonso XI mandó la construcción del Monasterio para la Orden de San Jerónimo.
Su arquitectura es un espectacular ejemplo del estilo gótico mudéjar, como es su espectacular claustro,
con influencias renacentistas, barrocas y neoclásicas, lo que refleja su evolución a lo largo de los siglos.
Su interior alberga una impresionante colección de arte, la Virgen de Guadalupe,
patrona de Extremadura, y un museo con valiosos manuscritos y relicarios.
La Sacristía del Monasterio es llamada la “Capilla sixtina española”
por las pinturas, lienzos, decoraciones y mármoles, también alberga obras de Zurbarán.
Fue importante centro científico de la época, donde los monjes practicaban la medicina y formaban
a discípulos en áreas como la botica y el herbolario.
Colaboraban con médicos laicos y formaban cirujanos,
dejando un legado de conocimiento en una valiosa biblioteca médica.
Además, los frailes cultivaban y fue la armonización de espacios y jardines, creando un ambiente de serenidad y sosiego.