Su historia se remonta a la prehistoria, como lo demuestran los numerosos hallazgos arqueológicos en la región. Su importancia ha perdurado a lo largo de los siglos debido a su ubicación estratégica y a su rico patrimonio cultural. Los primeros asentamientos en la zona de Cáceres datan del Paleolítico, como lo evidencian las pinturas rupestres en la cueva de Maltravieso.
Hoy en día, Cáceres es un destino turístico destacado por su impresionante conjunto monumental medieval y renacentista, su cultura gastronómica, museos y festivales. La Plaza Mayor de Cáceres, origen de la vida urbana desde la Edad Media, ha sido durante siglos el centro político, social y comercial de la ciudad. En ella se encuentra la emblemática Torre de Bujaco, torreón defensivo construido en mampostería por los árabes sobre sillares romanos. El Arco de la Estrella es el acceso al recinto amurallada. Destacan el Ayuntamiento, neoclásico, siglo XIX y la Ermita de la Paz, reconstruída en el siglo XVIII de estilo barroco.
Fundada en el siglo I a.C., Norba Caesarina, como fue llamada por los romanos, tras la caída del Imperio, la ciudad fue ocupada por visigodos y posteriormente por los musulmanes en el siglo VIII. Durante la dominación islámica, Cáceres se convirtió en una ciudad fortificada, con un sistema defensivo que incluía murallas, torres y aljibes. En el siglo XII, la ciudad cambió de manos en varias ocasiones entre cristianos y musulmanes hasta que, en 1229, fue definitivamente reconquistada por el rey Alfonso IX de León.
Durante la Baja Edad Media y el Renacimiento, Cáceres experimentó un gran desarrollo económico y social, lo que se reflejó en la construcción de numerosos palacios y casas nobiliarias, muchos de los cuales han llegado hasta nuestros días y conforman el casco histórico de la ciudad, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986. El tiempo se detiene para acariciar cada rincón, cada arco de medio punto, cada escudo heráldico que susurra historias de linajes olvidados.
Al cruzar el Arco de la Estrella, puerta barroca construída por Manuel de Larra Churriguera, en el siglo XVIII
sobre una antigua construcción del siglo XV, inicia un viaje a través de los siglos.
Su forma oblicua, pensada para facilitar el paso de carruajes hacia la ciudad amurallada,
marca la frontera entre la Cáceres moderna y su alma medieval.
Tras atravesarlo, llegamos a la Plaza de Santa María recibe al visitante con la majestuosa Concatedral de Santa María,
originario del siglo XIII como templo románico, se reforma en los siglos XV y XVI se impregna de elementos góticos
y renacentistas.
El Palacio de Mayoralgo o Palacio Episcopal, exhiben fachadas de sillería con blasones que narran el poder de las familias nobles,
de finales del siglo XV y principios del XVI, de estilo gótico- ranacentista.
Seguimos hacia la Plaza de San Jorge, corazón histórico de Cáceres, rinde homenaje al patrón de la ciudad con su monumento
a San Jorge y el Dragón (escultura de 1967).
Este espacio, de trazado irregular y rodeado de edificios señoriales, es un punto clave para entender
la fusión entre leyenda y religiosidad local.
El Palacio de los Golfines de Abajo domina el paisaje con sus torres almenadas.
Este bastión del siglo XV, residencia ocasional de los Reyes Católicos.
Destaca la Iglesia de San Francisco Javier, siglo XVIII, obra barroca de los jesuitas,
con sus torres blancas gemelas y una fachada de granito.
Cerca de allí, en el Palacio de las Veletas, del siglo XV, esconde bajo su claustro renacentista un aljibe árabe
del siglo XII revela el ingenio hidráulico musulmán, con muros de argamasa y ladrillo, arcos de herradura y cubierta de medio cañón,
una cisterna que abasteció a la ciudad durante siglos.
El recorrido culmina en la Iglesia de San Mateo, construida presumiblemente sobre una mezquita, tardó en
construírse unos 300 años y refleja los diferentes estilos, góticos, renacentistas, plateresco y barroco.